viernes, 13 de diciembre de 2013

15- Mañaneo

El domingo amaneció tranquilo. Hacía el sol propio de principios de septiembre. Todos dormían como troncos. Todos menos Julio, que aun estaba algo aturdido por la noche anterior, Había hablado con Lucas, y eso le había ayudado a pegar ojo durante media hora, pero pesadillas irrumpían en su cabeza y así era imposible. Tenía que hacer algo, aunque no sabía lo que. Hablar con Marta no. Principalmente porque no tenía su número, ya que lo había borrado tras ver que su relación estaba terminada definitivamente. Ni idea.

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Se despertó y bajó a desayunar. Esta vez, a diferencia del resto de los días, no iba a encender la televisión. No quería verse a sí mismo de titular con una chica a la que apenas conocía. Y es que era así. Y Álex estaba seguro de que Verónica lo sabía. También sabía que tras el intento de la periodista de salir con él y haberla hecho quedar mal, ella le haría quedar mal a él. Pero no con eso. No utilizando a una chica de la cual solo sabía el nombre y que era genial.
 
Y pensando en Elena, tenía que conseguirle las entradas. Encendió el móvil y pasó de los comentarios sobre su supuesta novia. Consiguió unas entradas y luego le mandó un WhatsApp a Elena.
 
Buenos días, ya tengo tus entradas, llámame y vemos cuando te las doy ;)
 
Listo. Ya estaba seguro de que ese día vería a Elena.
 
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-¡Cristina! ¡Despierta, tengo una sorpresa!
 
Cris se desperezó en la cama fastidiada. Ella quería dormir. Dado que su padre seguía llamando, fue al salón y se encontró a su padre sonriente.
 
-Cris, no sabes que he conseguido- dijo sonriente el hombre.
 
-Dime papá- dijo Cris sentándose en el sofá.
 
-He conseguido entradas para que vayamos juntos a ver al Barça hoy, ¿no estás contenta?- la sonrisa de su padre no cabía en la cara. Cris sabía que su padre era fanático del fútbol, y del Barça. ¿Por qué no acompañarle?
 
-Que bien papá, pues iremos juntos.
 
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Marta bajó corriendo las escaleras. No era de las que tenían buen despertar, pero ese día se encontraba extrañamente alegre. Vio a su hermano todavía durmiendo en el sofá, en la misma postura del día anterior. Se acercó en silencio a él, y cuando estuvo a pocos centímetros de él, exclamó:
 
-¡¡Manolo, despierta!!
 
Manu se sobresaltó y se cayó al suelo.
 
-La madre que te parió- se quejó Manu, boca arriba en el suelo.
 
Marta se reía a carcajada limpia. Le encantaba hacerle eso a su hermano, y nunca se cansaba de reír.
 
-Que contenta estás hoy, ¿no?- dijo Manu levantándose y dejándose caer en el sofá-. Que harías ayer, hermanita.
 
-¿Yo? Nada. Y ya veo que tú tampoco.- Marta seguía riéndose.
 
-Ja, ja, ja- que graciosa la otra- ironizó Manu-. Déjame ver la tele, pesada.
 
-Déjame ver la tele pesada.- Marta imitó la voz ronca de su hermano y fue a la cocina a hacer una de las cosas que más le gustaba: comer.
 
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Tras despedirse de Julio, Iria volvió junto a Marta, y las dos volvieron a casa, pero Julio tenía otras cosas que hacer. Miró la hora. Aún eran las dos y media. Iría a la salida de otro instituto. Se dirigió allí con Lucas, y a las dos y media justas, los alumnos de ese instituto comenzaron a salir. Lucas fue a saludar a unos amigos suyos que estudiaban allí, mientras que Julio no quitaba la mirada de la puerta, esperando que saliera la persona por la que él había ido allí. Cuando por fin la vio, fue junto a ella.
 
-Hola- saludó con una sonrisa.
 
-Hola Julio- saludó Adriana sorprendida-. ¿Qué haces aquí?
 
-Ya ves, ahora eso da igual.
 
-Bueno, ¿y qué querías?
 
Julio miró disimuladamente a sus amigas, que captaron la indirecta y los dejaron solos.
 
-Mejor en otro sitio ¿no crees?
 
Adriana miró a Julio a los ojos. Sabía lo que quería. Ya se habían liado más veces, y lo habían hecho bastantes veces. Hubo una época que todos los fines de semanas se acostaban juntos. Adriana decidió ir con él. Le encantaba Julio, era muy guapo, y le encantaba su personalidad, y sobre todo, era el mejor en la cama, y Adriana agradecía que recurriera a ella para tener sexo.
 
Se marcharon. Julio se despidió de Lucas y Adriana de sus amigas.
 
-Mis padres no están en casa, y no llegarán hasta las ocho, ¿te parece?- preguntó Adriana.
 
Julio sonrió, y caminaron a casa de Adriana, donde la operación "dejar a Iria" comenzó a llevarse a cabo.
 
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Jesús abrió los ojos despacio. Estaba cansado. Miró la hora. Las doce y veinte. Joder, se había quedado dormido. A la una y media se concentraban todos los jugadores para el partido. Se levantó corriendo y se duchó en tiempo récord. Al acabar, desayunó lo primero que pilló y se peinó en el espejo de la entrada. Cogió todo lo necesario y cuando abrió la puerta se encontró a uno de sus mejores amigos a punto de timbrar.
 
-Joder que susto- dijo Jesús al verlo allí delante.
 
-A ti lo que te pasa es que eres un cagado- replicó Pablo sonriente. Él también se había despertado contento.
 
-Ya, será eso. ¿Qué haces aquí?
 
-Venía a ver si ya habías salido, como normalmente te quedas dormido...- dijo Pablo sonriente, para picar a Jesús.
 
-Cállate y vámonos.- Jesús cerró con llave la puerta de su casa y los dos futbolistas echaron a andar hacia el hotel donde se concentraban
 
-Por cierto- dijo Pablo tras haber recorrido unas llaves-, tengo que conseguirle unas entradas a Rivas.
 
-¿Rivas, Manu o Rivas, hermana?- devolvió Jesús la broma anterior de Pablo.
 
-Calla subnormal- dijo Pablo sonriente-. Voy a avisar al estadio.
 
Pablo avisó de que ellos irían, y ya quedó todo arreglado para que los hermanos pudieran ir a ver el partido. A continuación, avisó a uno de los hermanos.
 
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ya consegui vuestras entradas. solo diles como te llamas y que vienes de mi parte ;)
 
Marta sonrió al leer el mensaje.
 
-Manolo, ya tenemos entradas- dijo desde la cocina.
 
-Vale vieja bruja- respondió él.
 
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El teléfono le interrumpió mientras dormía. Sara abrió los ojos de golpe y se abalanzó sobre el móvil para ver quien la llamaba un domingo casi al mediodía. Cuando vio el nombre, se quedó un poco en shock. No quería contestar. Pero iba a ser fuerte.
 
-¿Diga?
 
-Hola Sara, ¿te acuerdas de mí?
 
<<Claro que me acuerdo. Como no olvidarme del chico del que estaba locamente enamorada. Y del que me hizo pasar la peor humillación de mi vida>>.

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