lunes, 30 de diciembre de 2013

20- Guiños inesperados

La tarde iba pasando y las siete de la tarde, hora de comienzo del partido, iban llegando. A las seis los jugadores de ambos equipos ya estaban en el estadio, metidos en el vestuario, escuchando las últimas instrucciones y cambiándose. La gente comenzó a llegar al partido a la misma hora. Marta y Manu salieron hacia el estadio a las cinco y media, y tras vueltas y muchas preguntas llegaron a las seis y media. Cris y su padre no tardaron tanto. Salieron de casa a las seis y a las seis y cuarto ya estaban buscando sus asientos en la grada del Camp Nou. Elena llegó más ajustada. A las siete menos cuarto encontró el fabuloso sitio que Álex le había conseguido. Los jugadores salieron a calentar a las siete menos veinte. Pablo, Álex y Jesús juntos, como siempre. Álex dirigió su mirada a la tribuna. Allí vio a Elena sentada, mirando como él entrenaba. Sonrió para si y siguió con los estiramientos. Pablo, miró al lado del palco. Marta y Manu conversaban, sabe Dios de lo que. Pablo se alegró de verlos ahí. Esperaba marcar algún gol. Jesús se fijaba en sus dos amigos y se reía en silencio. La cara con la que buscaban entre los aficionados era para foto.

******
 
Marta llegó junto a sus amigas, frustrada. Éstas le preguntaron por qué llegó tarde. Evidentemente, Marta no les iba a contar que estuvo con Julio con Iria delante.
 
-Mi hermano, que le surgió una cosa y tuve que ayudarle- dijo sobre la marcha.
 
-Ah, bueno, ya pensábamos que te pasara algo- dijo Alicia, una de sus amigas.
 
-No, no me pasó nada- afirmó Marta.
 
Las chicas empezaron a hacer lo que siempre hacían. Primero fueron a Zara, miraron ropa, se la probaron y alguna se hizo con alguna prenda nueva. Luego a Stradivarius, donde hicieron lo mismo que en Zara. A continuación a Pull&Bear, donde la cosa se repitió, y por último, a Bershka. Ya visto todo y alguna con nuevas prendas decidieron ir a la alameda, a sentarse en un banco y charlar.
 
Allí se encontraron a Jacobo, un chico muy guapo, que siempre estaba metido en algún lío, porque era un bocazas. Se reía de los skaters, y del grupo de Julio. En Twitter publicaba cosas en contra de ellos, llamándolos putones y retrasados. Jacobo se llevaba muy bien con las chicas, tanto él como sus amigos. Todos hablaron, hasta que alguien les interrumpió.
 
-Hola Jacobo- saludó un chico alto, de pelo castaño y ojos verdes. Era Gabriel, uno de los amigos de Julio. Iria agachó un poco la cabeza, y Marta giró la cabeza hacia el lugar de donde vino Gabriel. Allí, delante de todos vio a Julio, que la miraba con una sonrisa pícara.
 
Jacobo se volvió serio.
 
-¿Que quieres, fumetas?
 
-Fumetas dice. Yo de ti me callaría un poco, ¿no crees Julio?- dijo Gabriel, ya frente a él.
 
-Sí, yo creo que ya habló demasiado- añadió Julio.
 
-Tú calla putón, que ya has hecho bastante daño con lo que haces.- Jacobo no se cortaba un pelo, pero eso le iba a costar caro.
 
-¿A ti, maricón?- replicó Julio.
 
-No, pero a gente que me importa sí- respondió Jacobo.
 
-Pues las consolas tú, ¿no te importan tanto?
 
-Hijo de puta.
 
Julio lo miró directamente a los ojos, a continuación, intercambió una mirada cómplice con Gabriel, y por último, le dio un puñetazo en toda la cara a Jacobo.
 
-Piénsatelo mejor antes de hablar gilipollas- le dijo, y luego le propinó otro puñetazo.
 
Jacobo cayó al suelo, con el labio sangrando. Ya sabía lo que se le venía encima. Entre Julio y Gabriel, Jacobo recibió una lluvia de puñetazos, ya que ellos eran siempre el objetivo de las burlas de Jacobo.
 
Pero cuando uno de los amigos de Jacobo sacó el móvil, Lucas se acercó a ellos y les dijo:
 
-Yo creo que ya tuvo bastante, ahora, vámonos.
 
Julio y Gabriel pararon. Todos sabían que había llamado a la policía. Un amigo de Jacobo se acercó a las chicas y les dijo:
 
-Iros, que luego os asocian con esto.
 
Las chicas obedecieron, todas menos Marta, que se quedó mirando a Jacobo tendido en el suelo con la cara sangrando. No se podía creer que ella había estado con el chico que le dejó así hace apenas tres horas.
 
Julio y sus amigos ya se empezaban a ir, pero el primero se giró, y al ver a Marta allí parada volvió. Llegó junto a ella y le dijo:
 
-¿Piensas quedarte ahí? Luego doña perfecta se mete en líos.
 
Marta lo miró. No sabía que decirle. Julio insistió.
 
-Vamos hombre, luego es malo para ti, joder.
 
Uno de los amigos de Jacobo vio como Julio hablaba con Marta y se acercó a ellos.
 
-¿Quieres dejarla en paz? Ella no va a ir contigo.
 
-Tú no me dices a mí lo que tengo que hacer- dijo Julio picado.
 
-¿Ah, no? Pero ella no quiere ir, lárgate ya, o mejor, quédate aquí para que te pillen.
 
Julio apretó los puños y se lanzó encima de él. Le propinó varios puñetazos en la ceja y en la nariz, haciendo que sangrara a chorros. Marta, ante aquella escena, no pudo evitar agarrar a Julio por detrás suplicándole que parara.
 
-¡Julio, para! ¡Déjalo en paz! ¡Julio, que te vas a meter en un lío bien gordo! ¡Para ya!
 
Agarró el brazo derecho de Julio, cuando él iba a pegarle otro puñetazo, haciendo que Julio se girara y la mirara.
 
-Para, por favor- susurró Marta.
 
Julio volvió a girarse y miró al chico que tenía debajo, sangrando por toda la cara. Se levantó, y tras darle una patada en el estómago añadió:
 
-Ya te pillaré otro día, ya te pillaré.
 
Marta miró a ambos preocupada. No sabía donde estaban sus amigas, y estaba con Julio y Jacobo y sus amigos. No sabía si quedarse allí o irse con Julio, pero sabía que si se quedaba allí Julio insistiría, y podría causar otra pelea.
 
-Julio, déjalo, vámonos de aquí- dijo Marta.
 
Julio se giró y cogió a Marta de la muñeca, tirando de ella para irse lejos de ahí.
 
******
 
Los dos equipos ya estaban listos para el comienzo del partido. Jesús se colocaba las medias, Pablo calentaba por última vez los tobillos y Álex miraba fijamente el balón. De los tres Pablo era el único delantero, mientras que Álex y Jesús eran centrocampistas. Sacaba el equipo contrario. El árbitro hizo sonar su silbato y el partido comenzó. La afición comenzó a corear gritos de: "Barça, Barça". El equipo local en seguida recuperó el balón, y la primera jugada peligrosa llegó, pero acabó en un susto para el Valladolid.
 
La primera parte fue constantes ataques del Barcelona, y en el minuto 36, Pablo se hizo con la pelota. Estaba casi en el área, y delante de él se encontraban tres jugadores del equipo contrario. Decidió arriesgar. Sorteó al primero, hizo un caño al segundo y un sombrero al tercero. Se quedó solo, mano a mano con el portero y con una vaselina metió el primer gol de la tarde. El estadio casi se cae de todos los aficionados celebrando el gol. Marta y Manu aplaudían. El Barça entero fue a abrazar a Pablo, y cuando quedó libre, miró hacia donde estaban Marta y Manu. Marta se dio cuenta y lo miró. Él le sonrió y le guiñó un ojo, haciendo que Marta se sonrojara ligeramente.
 
Pablo volvió a su posición inicial, y el partido continuó, a falta de un gol para que Pablo batiese el récord.

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