domingo, 26 de enero de 2014

25- Falsa

Las chicas llegaron hasta el final de la alameda, e Iria, enfadada se giró y las miró una por una.

-¿Que quería decir Julio?

Las chicas se miraron entre ellas.

-Ni idea- dijo Nuria.

Isa y Alicia negaron con la cabeza, en señal de que ellas tampoco sabían nada.

-Seguro que te lo dijo para hacerte rabiar- dijo Paula improvisando. Quería a Iria, pero Marta era su mejor amiga, y tampoco quería malos rollos.

-No creo, él es mete mierda, pero la mierda que mete siempre es verdad- replicó Iria.

-Iria, seguro que es eso, ¿tú crees que alguna haríamos eso?- preguntó Marta.

Iria se quedó callada un momento. Tenían razón. Ellas eran sus amigas, no le harían eso. Decidió pensar que era cosa de Julio. Fueron a dar un paseo, y a las ocho y media decidieron marchar. No se lo estaban pasando tan bien como de costumbre. Marta y Paula fueron hacia la alameda y se sentaron en un banco.

-Hay que hacer algo con Julio e Iria- dijo Paula.

-Lo sé, pero a ver qué. Julio hace lo que quiere, y en cualquier momento dice algo, e Iria es mi amiga, aunque sea desde hace poco, le cogí cariño.

-Ya.

Las dos se quedaron en silencio. Un silbido que anunciaba la llegada de un WhatsApp interrumpió el silencio. Era de Marta. Sacó el móvil y puso una cara de preocupación al ver la procedencia. Miró a Paula y con los labios, sin emitir ningún sonido dijo:

-Julio.

Paula puso cara de preocupación, y leyó el mensaje.

al final que paso con iria? si quieres subes y me lo cuentas ;)

-No le hagas caso- dijo Paula-. Deja a Julio.

-Un poco difícil.

-¿Por?

-Lo estoy viendo.

Las dos miraron hacia arriba. Julio estaba sentado en un banco junto a sus amigos, mirándolas fijamente. Levantó las cejas cuando las vio mirar hacia él y giró la cabeza. Le dijo algo a Eloy, que se giró y también las miró, seguido de Lucas y Gabriel. Por último, Sergio e Iván. Marta bufó y se giró.

-Genial, los seis monos mirando para aquí- murmuró Marta.

-Déjalos.

Paula y Marta se quedaron ahí sentadas, hablando sobre que podían hacer para librarse de Julio.

-Trátalo mal, se cansará de ti- propuso Paula.

-¿Crees que cada vez que lo veo lo trato cual rey? No tía, no es que nos llevemos genial que digamos.

-Pero él te besó igual.

-Lo sé, pero... ¡Au!

Marta sintió algo que caía en su cabeza. Se llevó la mano a la zona donde había notado el impacto y recogió lo que había caído. Era una colilla.

-Que asco joder- dijo.

Se giró y vio a Gabriel guiñándole el ojo, mientras Julio se reía por detrás. Marta suspiró y tiró la colilla al suelo.

-Serán guarros- dijo.

Otra colilla volvió a caer en su cabeza.

-¡Me cago en todo!- exclamó.

Se levantó y los miró. Ahora se reían todos. Puso cara de asco y volvió a tirar la colilla al suelo.

-Anda, vámonos, con semejantes primates ahí arriba yo no me quedo- dijo ella.

Paula se levantó y las dos se fueron. Julio, arriba, miró a sus amigos y les dijo que volvía enseguida.

-Guau, Julio, tú yendo detrás de una chica, esto es nuevo- dijo Gabriel.

-Déjalo ya, hombre.

Julio bajó rápidamente y ágilmente y enseguida llegó junto a las chicas.

-Ya sabía yo que no te gusta fumar, pero unas colillas de nada no te van a hacer daño- dijo colocándose delante de Marta.

-¿Quieres callarte?- dijo Marta enfadada.

Julio puso cara de que no lo iba a hacer y añadió:

-¿Estás enfadada por la colilla o por Iria?

Marta se quedó callada. ¿A él que le importaba? Miró de reojo a Paula, en busca de ayuda.

-Está enfadada porque eres un pesado- intervino Paula.

Julio la miró.

-O sea que un pesado.- Miró a Marta y añadió con una sonrisa burlona:-. Otros días no me dices lo mismo.- Volvió a girarse hacia Paula-. Suele decirme que soy gilipollas, subnormal y cosas así, pero pesado nunca me lo llamó.

-¿Pero quieres largarte y dejarnos en paz?- dijo ella.

Julio miró a Paula. Hablaba tanto como Marta, solo que Marta le atraía, y ella no.

-¿Tú quieres callarte un poco?- Miró a Marta y preguntó:-. ¿A Iria no le dijiste nada, entonces?

-No, y aunque fuera así a ti no te importa. Y deja ya de ser tan...

-¿Tan?- inquirió Julio.

-¡Gilipollas! Porque lo jodes todo.

-¿Estás segura?- dijo Julio burlón-. Puedo joderlo aún más.

-¿Que quieres decir?- preguntó Marta un poco preocupada.

Julio se acercó a ella rápidamente y le dio un beso de unos dos segundos. Acto seguido, pasó a su lado y exclamó:

-¡Chao Iria!

Marta palideció y se quedó en shock. Miró a Paula, que miraba pálida hacia donde antes había mirada Julio, y luego al chico que miraba a las dos chicas divertido, bajo la mirada de sus amigos que comenzaron a bajar junto a él.

-Bravo Julio- dijo Gabriel al llegar junto a él.

Julio miraba a las chicas con sonrisa pícara. Iria estaba pálida. Ella había ido a hablar con Olivia, que andaba por allí, y en ese momento se dirigía a su casa. Marta se giró lentamente y vio a Iria a unos metros de ella, mirándola con todo el odio del mundo.

-Tú... O sea que él hablaba de ti- dijo Iria.

-Iria, espera, fue él, yo no he tenido nada que...- empezó a decir Marta.

-¡Cállate puta!- exclamó Iria.

Marta miró a Julio. Él la miraba divertido. Quería eso. Marta sabía que Julio quería haber llegado a eso. En ese momento, Julio le indicó con la cabeza que mirara a Iria. Marta así lo hizo y recibió la torta de su vida por parte de Iria.

<<Ya podía haber avisado antes>>, pensó Marta.

-Por puta- susurró Iria, y se marchó. Paula la siguió para hacerla entrar en razón, y las dos desaparecieron. Marta se quedó allí paralizada, odiando a Julio, odiando a Iria por habérselo presentado, odiando a todos.

-Apostaste bien Lucas- dijo Iván.

-Lo sé- dijo Lucas-. Julio, habla con ella o algo, nosotros vámonos, lo que le falta a la pobre es que vayamos ahora nosotros.

Los chicos obedecieron a Lucas, que siempre sabía que era lo mejor que se podía hacer. Julio se quedó parado mirando a Marta. Ella estaba con la mirada perdida en el suelo, y su expresión era triste. Él se acercó a ella y se puso delante de ella.

-Escucha...

No pudo decir lo que quería decir. Marta le acababa de dar una torta, que desde luego se merecía.

-Te dije que no lo jodieras más.

-No lo he jodido. Te he librado de ella- dijo Julio.

-¿Pero librarme de que, subnormal?- dijo ella elevando la voz.

-Tranquilízate y escucha.- El tono de Julio era tranquilizador, a diferencia del resto de las veces-. Ella no era tu amiga de verdad.

-¿Acaso lo sabes tú?- preguntó Marta.

-Sí, ella me metió mierda de ti, o sea que de nada.

Marta se quedó callada. ¿Iria hizo eso realmente? No sabía si creérselo. Miró a Julio. Estaba serio, y sus ojos indicaban que no mentía. O sea, que hizo eso para que Iria dejara a Marta en paz. ¿Entonces su interés en ella era por eso? No entendía nada.

-No me puedo creer que Iria hiciera eso- murmuró Marta.

-Yo no sé como no te diste cuenta antes- dijo Julio.

Ambos se miraron a los ojos. Julio puso su mano en la mejilla en la que ella había recibido la torta y dijo tranquilizador:

-No te preocupes, te aseguro que no te has perdido nada.

A continuación, se acercó a ella poco a poco, y le dio un tranquilizador beso. No era como los demás, que fueron por ser, este era de verdad. Cuando se separaron, Julio le sonrió y añadió:

-Y si a Iria se le ocurre volver a meterse contigo, tú solo dímelo.

Marta asintió, y con el otro brazo, Julio rodeó a Marta por los hombros y la atrajo hacia él, en señal protectora.

-Gracias- dijo ella con un hilo de voz.

Julio esbozó una pequeña sonrisa y le acarició la mejilla, mientras apoyaba su cabeza sobre la suya. Él era mucho más alto que ella, aunque Marta no dejaba de ser alta. Cuando se separaron, Julio en susurro dijo:

-Vamos, te acompaño a casa.

-No hace falta que te molestes...

-Pero lo hago igual. No quiero que te vayas ahora tú sola.

Marta asintió en señal de aprobación y empezaron el camino hacia la casa de ella. Fueron todo el camino en silencio. Ella pensando en lo que Julio le había contado, en Iria, en todo. Julio iba con las manos en los bolsillos, mirándola de reojo. Él pensaba en el golpe bajo que le podía haber supuesto a ella recibir la torta y a los dos minutos enterarse de lo otro. Julio consideraba que había hecho bien. Al ver a Iria fue un impulso besar a Marta, para joderla a ella y para ayudar a Marta, y vaya sí lo hizo. Pero ver a Marta parada, sola, triste fue algo que le tocó, y lo menos que pudo hacer fue consolarla. Nunca había besado a nadie así, y la verdad es que la sensación no le desagradaba.

Llegaron a casa de Marta. Ya había anochecido por completo y solo los iluminaban las tenues luces de las farolas.

-¿Te veré mañana?- preguntó él.

-Lo dudo mucho, no creo que a las chicas les apetezca mucho verme- dijo Marta melancólica.

-Ven conmigo- dijo Julio de sopetón.

-¿Que?

-Que vengas conmigo. Estarás bien, además, que ellas te den igual, si prefieren a Iria antes que a ti no es buena señal.

-Es que no sé...

-Venga- dijo Julio.

-Bueno, vale- accedió Marta al fin.

-Genial.- Julio esbozó una pequeña sonrisa.

-¿Pasas mañana?

-Sí, estate lista.

Los dos se miraron. Llegó la hora de despedirse. Marta no sabía que hacer, pero Julio sí. Se acercó a ella y la besó, la besó como antes lo había hecho.

-Buenas noches, descansa, y si te dicen algo, pasa de ellas- dijo Julio, y acto seguido se giró y se marchó. Llegando al final de la calle, se cruzó con Manu, el cual lo miró extrañado. Le sorprendió ver a Julio en su calle. Al llegar a su casa vio a Marta abriendo la puerta y la saludó.

-Hola, ¿qué te pasa?- preguntó al ver su expresión triste.

-Julio Fernández es lo que pasa- respondió Marta entrando en la casa seguida de su hermano, que extrañado, le preguntó:

-¿Te hizo daño? Porque si lo hizo te juro que...

-No, ya te lo contaré. Ahora estoy muy cansada. Buenas noches.

-Buenas noches- dijo Manu extrañado, y vio a su hermana subir las escaleras melancólica.

******
 

El entrenador informó a los chicos que si querían se podían ir a casa por su cuenta. Pablo, Álex y Jesús decidieron marcharse ellos solos. Al salir del estadio, Álex mandó un mensaje a Elena, la cual le dijo que se encontraba fuera. Fue a su encuentro, a hablar un poco con ella, y a solucionar al fin lo de Verónica. Jesús acompañó a Pablo. Vieron a Marta y a Manu fuera, charlando, mientras Marta se comía un perrito caliente.

-Mira, ahí tienes a Manu Rivas- dijo Pablo mirando en aquella dirección-

-¿Y la que está con él tu novia, no?- preguntó Jesús.

-Que gracioso eres. Vamos, anda, que te los presento- dijo Pablo.

Comenzaron a caminar hacia ellos, los cuales conversaban tranquilamente.

-Hola- saludó Pablo al llegar junto a ellos.

Los dos miraron hacia él, y saludaron.

-Hola.

Marta "escondió" su perrito, odiaba que los chicos le vieran comer.

-Chicos, este es Jesús, Jesús, Manu y Marta- presentó Pablo.

-Hola- dijo Jesús.

-Encantado- dijo Manu.

Marta solo sonrió. Ella estaba más pendiente de Pablo. Los cuatro comenzaron a charlar, y pasados ya unos quince minutos, se marcharon, con la excusa de que al día siguiente tendrían que madrugar.


Por su parte, Álex fue a ver a Elena.

-Hola, buen partido- dijo ella sonriendo.

-Gracias, ya te vi en la grada- dijo Álex-. Oye, una cosa...

-¿Sí?- dijo ella.

<<No me hables de la noticia por favor>>, pensó Elena con todas sus fuerzas.

-No sé si viste una noticia que hablaba de nosotros...- comenzó Álex.

<<Mierda>>.

-Sí...

-Pues era para decirte que no te moleste, la chica que lo escribió me odia a muerte, y lo hizo para fastidiarme- dijo Álex.

-Ah, no pasa nada, no me afecta en absoluto- dijo sonriente Elena.

-Genial- dijo Álex sonriendo-. Bueno, me tengo que ir, mañana debo madrugar, y supongo que tú también.

-Sí.

-Bueno, pues espero verte pronto. Adiós.

-Adiós.

Y Elena vio marcharse a Álex, aliviada por haber resuelto el asunto que tanto le preocupaba.

24- Algún día

Viernes por la tarde. Ya habían pasado 6 días de lo de Julio. Marta no lo había vuelto a ver hasta entonces, también porque lo evitaba a toda costa. Ese día había quedado de nuevo con sus amigas para ir de compras y luego a la alameda. Había hablado con Jacobo, el cual ya estaba bien, le habían tenido que poner puntos en la ceja pero ya estaba perfectamente.

Marta se puso una camiseta de tirantes, ya que hacía mucho calor, y unos vaqueros un poco rasgados, acompañados de sus New Balance. Cogió dinero, que metió en la carcasa del teléfono y bajó al centro. Evitó ir por el parque donde encontró a Julio, aunque él ya sabía donde vivía, por lo que sabía las posibilidades que tenía ella para ir al centro. Iba hablando por WhatsApp con Paula, que también iba camino del centro, solo que ella vivía en la otra punta de la ciudad. Llegaron a su punto de encuentro prácticamente al mismo tiempo. Allí solo faltaba Isa, que llegaría de un momento a otro. Cuando apareció comenzó su paseo por las tiendas. Ésta vez, casi todas compraron algo. Iria fue la única que no cogió nada.

Ya cansadas, hicieron como siempre, fueron a la alameda a sentarse. Como era un día caluroso, mucha gente había salido a la calle, por lo que las chicas tuvieron que buscar un banco por todo el sitio. Al fin encontraron uno libre, a la sombra, un poco en la parte alta del parque. Se sentaron y comenzaron a charlar, pero Marta se preocupó al darse cuenta de que justo enfrente era el lugar donde Julio solía estar con sus amigos. Solo esperaba que no se acercaran, pero su deseo no se cumplió. Los chicos aparecieron a los pocos minutos, sentándose en su banco de siempre. Marta decidió pasar, cuanto más caso haga, peor.

Pero Julio también se dio cuenta, y apoyado en el banco con Gabriel, empezaron a mirar a las chicas. Entre ellos comentaban cosas, como quien era la más guapa y cosas así. Pasados quince minutos, Julio se sacó el móvil del bolsillo y mandó un mensaje, que Marta recibió en el otro lado.

te vienes?

Marta miró hacia Julio. No sabía quien era ese número, pero supuso que era él por la cara que tenía, y por como la miraba. Negó ligeramente con la cabeza y siguió a lo suyo.

-Ya sabía que era complicada, pero no pensaba que tanto- rió Gabriel.

-Ya ves- dijo Julio-. Aunque ya verás como acaba viniendo.

Iria también se dio cuenta de la presencia de los chicos, y también se dio cuenta de las constantes miradas de Julio y Gabriel hacia ellas, pero cometió el error de pensar que la estaban mirando a ella.

-Chicas, esos monos están mirando para aquí- dijo interrumpiendo la conversación-. Seguro que se están burlando de mí por lo de Julio.

Paula miró disimuladamente a Marta. Solo ella sabía que había estado con Julio y esos dos besos que él le dio. Ambas sabían que no solo miraban a Iria.

-Como sigan así os juro que voy ahí- añadió.

-Iria, déjalos, son tontos- le dijo Marta-. Si miran que miren.

-No, a mí me fastidia- se quejó Iria-. Aparte, mira como cuchichean.

-Son tontos- repitió Paula.

Al pasar varios minutos, como era de esperar, los chicos no paraban, algo que hizo que Iria se levantara y dijera:

-Voy ahí, a ver por qué miran tanto. ¿Venís?

-Voy yo contigo- dijo Nuria, otra de sus amigas.

<<Ay, ay, ay>>, pensó Marta nerviosa, mordiéndose ligeramente el labio inferior.

Iria y Nuria, seguidas de Alicia e Isa fueron hacia los chicos, dejando a Marta y a Paula mirando como iban. Intercambiaron una mirada preocupada, y fueron hacia ellos despacio susurrando.

-No miraban a Iria, tía- dijo Paula.

-Lo sé, Julio me mandó un mensaje- respondió Marta.

-¿Pero lo tienes agregado?

-No, pero sé que fue él- respondió Marta.

Llegaron junto a ellas, e Iria ya le estaba cantando las cuarenta a Julio, el cual la miraba divertido, a punto de echar a reír.

-A ver, ¿por qué coño me miráis tanto?- decía Iria.

Gabriel estaba como Julio. Les hacía mucha gracia la situación.

-¿Y por qué tenemos que mirarte a ti?- preguntó Julio.

-Se os ve mucho, aparte tenéis que estar cuchicheando. Lo que queráis decir me lo decís a la cara.

-¿Como pudiste salir con esta, Julio?- preguntó Gabriel casi riendo.

Julio rió un poco. Él también se lo preguntaba.

-Un poco de respeto eh, mono- dijo Iria.

-El respeto es lo que me tienes que tener tú a mí, así que calla- mandó Gabriel.

Iria lo miró enfadada. Gabriel nunca le había caído bien.

Marta y Paula estaban en una esquina, mirando la escena, intercambiando miradas de vez en cuando. Lucas se daba cuenta, pero prefería callarse.

-Eres un gilipollas- le dijo Iria a Gabriel.

-Pero a ver, que te entre en la cabeza, hay mejores vistas que tú- dijo Julio haciendo que a Iria la llenara la rabia.

-Y tú, creído de mierda, mejor de ti no hablamos- le dijo Iria.

-Yo por lo menos tengo algo que creerme, y deja de hacerte quedar mal a ti misma, anda- dijo Julio.

Iria gruñó y miró a sus amigas en busca de ayuda.

-¿Y vosotras no decís nada?

Las miró una por una, empezando por Alicia y acabando por Marta.

-No, ¿no te das cuenta de que las señoritas no se meten en peleas?- dijo Julio, haciendo el mismo recorrido con la mirada que Iria, terminando en Marta, en la cual se quedó dos segundos más. Clara indirecta.

-Tú calla que nadie te preguntó- dijo Alicia.

-Julio, que se te enfadan- rió Gabriel.

-Ya ves.

Iria gruñó de nuevo, e hizo el ademán de irse, pero Julio interrumpió.

-¿Ya te vas? Al fin te diste cuenta de que no todos te miran a ti.

-¿Y entonces a quien mirabas, a ver?- exclamó ya Iria.

Julio miró de reojo a Marta, y luego añadió:

-Ah, ¿que no lo sabes? Bueno, entonces te lo perdono.

-¿No saber lo que?- preguntó Iria extrañada.

-Que te lo cuenten ellas, ¿no te parece?

Iria miró a sus amigas, esperando una respuesta, la cual no llegó.

-Dímelo tú- le ordenó Iria a Julio.

-No, mejor que te lo digan ellas, no me quiero meter entre vosotras- dijo Julio, y Gabriel rió a su lado, mientras le daba una calada a su cigarrillo.

-Dímelo- repitió Iria.

-No.

Iria miró de nuevo a sus amigas. Todas estaban calladas, y a Marta una sensación de nervios la llenaba por completo. Tenía unas ganas de darle una torta a Julio que tuvo que hacer un esfuerzo para contenerse.

-Ya hablaremos- murmuró, y se dio media vuelta, seguida por Alicia, Nuria e Isa. Marta y Paula dudaron un poco, pero enseguida comenzaron a marcharse.

-Y yo que pensaba que las amigas os lo contabais todo- dijo Julio sonriente.

-Cállate gilipollas, deja de ser tan bocazas- respondió Marta, y las dos chicas se marcharon, bajo la atenta mirada de los chicos.

-Me apuesto todo lo que tengo a que Iria y Marta acaban enfadándose- dijo Lucas cuando se marcharon.

******
 
Los jugadores del Barça ya estaban todos listos para marcharse. Los últimos en salir del vestuario fueron Pablo, Álex y Jesús. Caminaron juntos por los pasillos, y Pablo y Jesús se pararon a conceder algunas entrevistas, mientras Álex seguía caminando solo. Iba con la cabeza en otra parte, cuando vio venir a una deslumbrante rubia que llevaba un micrófono de televisión en su mano. Ella también lo miró a él y se paró al llegar junto a él.
 
-¡Cuanto tiempo!- dijo con una sonrisa falsa.
 
-Cállate- dijo seco él.
 
-Anda, Álex, no seas maleducado- dijo Verónica.
 
-¿Por qué subiste eso si sabes perfectamente que es mentira?- le preguntó él serio.
 
-Deberías saberlo. A mí nadie me hace lo que hiciste tú, y así aprendes- respondió ella, aún con esa sonrisa falsa.
 
-Que zorra eres- murmuró Álex.
 
-¿Perdona? ¿Qué dices?- preguntó ella.
 
-Nada que no sepas- dijo Álex, y se fue.
 
Verónica miró como se iba, y vio venir a su cámara por detrás.
 
-¡Aleluya!- exclamó al verlo-. Te estaba esperando. Acaba de pasar Álex y podíamos haberle preguntado por su nueva novia.
 
-Bueno, perdona, es que...
 
-Es que nada- le interrumpió ella-. Ve yendo ya a la furgoneta, yo me quedaré por aquí un rato.
 
El cámara obedeció, y Verónica se quedó allí. Al minuto vio venir a Pablo sonriente. Puso una sonrisa lo más natural que pudo y se acercó al chico.
 
-Hola Pablo, solo quería felicitarte otra vez por los goles.
 
-Hola, gracias, otra vez- dijo Pablo.
 
-Eres un gran jugador, ¿sabes? Podrías venir algún día y concedernos una entrevista más completa- prepuso ella.
 
-Bueno, gracias, a ver si algún día- dijo Pablo. No quería hablar con Verónica. Sentía que traicionaba a Álex.
 
-Pues eso, ya nos veremos más veces.
 
-Eso. Bueno, me tengo que ir ya, adiós- se despidió Pablo, y se fue de ahí lo más rápido que pudo.


jueves, 2 de enero de 2014

23- Hat-trick

Marta ya llevaba media hora con Julio y sus amigos. Apenas había dicho nada. Ellos simplemente se dedicaban a fumar y a recordar como había sido la paliza que le habían dado a Jacobo. Cuando ya estuvo harta se levantó del muro, lo que hizo que todos la miraran.

-¿Que haces?- preguntó Julio.

-Me voy- respondió ella.

-Tengo tu móvil- dijo él.

-Me da igual, no te sabes la contraseña- dijo ella mirándolo directamente a los ojos, desafiante.

-¿Si llaman? Hablo yo.

Marta se encogió de hombros en señal de que le daba igual.

-Al ver que lo tienes tú ya me llamarán a casa.

-Oh, Julio, que difícil te lo pone- picó Gabriel.

-Tú calla- le dijo Julio-. ¿Entonces te vas? ¿No te dará miedo?

-Prefiero irme yo sola, gracias- dijo Marta con sarcasmo.

-Te acompaño yo, que sé que quieres- dijo Julio con una pequeña sonrisa burlona.

-Prefiero que me violen- dijo Marta.

-Me gusta esta chica- intervino Sergio riendo.

-Tú también te callas- dijo Julio, un poco cabreado, porque una chica le estuviera dejando quedar así delante de sus amigos-. Tú no te vas sola.

-¿Porque tú lo digas?

-Justo.

Marta bufó, se dio media vuelta y se marchó, pero Julio no se dio por vencido y se fue detrás de ella.

-La vas a enfadar más- advirtió Lucas.

-Me importa una mierda- respondió Julio.

Al desaparecer de la vista de sus amigos corrió junto a ella y la agarró del brazo. Ya empezaba a oscurecer, y hacía algo de frío.

-¿No te dije que no quería que vinieras conmigo?- preguntó ella molesta.

-¿Y tú aún no te diste cuenta de que hago lo que quiero?- respondió Julio.

-De eso ya me di cuenta hace tiempo- dijo Marta-. Déjame, vete, me voy a casa.

-No te voy a dejar que te vayas tú sola, no a estas horas- dijo Julio mirándole fijamente.

-¿Acaso te preocupa?

-No voy a dejar que te vayas sola- repitió Julio, mirándola directamente a los ojos.

Marta también lo miró. Era casi de noche, y los ojos azules de Julio brillaban en la oscuridad.

-No tienes por qué hacerlo- dijo Marta calmada, prácticamente susurrando. Tener a Julio tan cerca la intimidaba un poco.

-Te puede pasar algo, y no quiero que eso ocurra- respondió él.

Marta ya sentía que la iba a besar, pero Julio se separó de golpe, sin soltarle el brazo.

-¿Por donde?- preguntó.

-Por allá- dijo Marta señalando el lugar por el que debían ir.

Julio echó a andar por el sitio que ella le indicó, soltando su brazo. Ella caminó a su lado. Le sorprendió su comportamiento. Eso de preocuparse repentinamente por ella no lo vio venir. Aunque estaba algo preocupada. Después de eso, Julio sabría donde vive, y eso, con un chico así, no le venía muy bien. Menos mal que ese fin de semana la casa era para ella sola. Manu estaba con su equipo en Murcia y sus padres con él.

En cuanto llegaron a la casa de Marta, Julio la miró. Vale, la chica no vivía mal. La miró. Sabía que a ella le preocupaba que él supiera donde vivía.

-Bueno, esto...- comenzó a decir Marta-. Adiós.

-Espera- le paró Julio.

Ella se giró nerviosa. Julio estaba completamente tranquilo. Se sacó el móvil del bolsillo y se lo dio. Cuando ella iba a darle las gracias, él pegó su boca con la de ella, y acto seguido se marchó, dejando a Marta entre sorprendida, enfadada y, ¿por que no? Feliz.

******
 
El partido entró en sus últimos 10 minutos. El Barça ganaba por 3-0, pero seguía buscando el gol. Pablo no dejó escapar su oportunidad cuando un pase de Álex lo dejó solo frente al portero. Esta vez, lo tiró raso, haciendo que el balón se colara entre los brazos del portero. 4-0. Pablo ya había conseguido el hat-trick. Fue a celebrarlo con sus compañeros y lanzó un beso a la grada, lo que terminó de matar a Verónica de celos.
 
En el minuto 92 el partido terminó, y los jugadores de ambos equipos se saludaron entre ellos. El portero culé recogió el balón y se lo fue a dar a Pablo, tras chocar esas cinco con él y felicitarlo por el partido y por haber batido el récord. Pablo, con el balón, fue hacia el túnel de vestuarios, pero antes de bajar, Verónica lo paró, y con la mejor de sus sonrisas, le preguntó:

-¿Puedo hacerte unas preguntas?

-Claro- respondió él.

-Bueno, pues para empezar quería felicitarte por esos tres goles y por haber batido el récord- empezó Verónica.

-Muchas gracias. La verdad es que ha ido muy bien, y estoy muy contento.

-Empezasteis dominando y así fue el partido, facilitándote a ti poder marcar los goles y hacer una asistencia, ¿crees que en otras circunstancias habrías podido?

-Bueno, el Valladolid es un buen rival, es cierto que empezamos dominando, pero si he conseguido esto es gracias a mis compañeros, no solo mérito mío.

-¿Crees que esta Liga pinta bien para el Barça?

-Por ahora sí, llevamos cuatro de cuatro en victorias, pero también hay otros equipos en la Liga que están igual que nosotros, por lo que no podemos confiarnos a estas alturas, debemos seguir haciendo nuestro juego, y el resto ya llegará.

-Bueno, muchas gracias Pablo, felicidades- concluyó Verónica.

-Gracias a ti.- Pablo se marchó camino de los vestuarios, donde le esperaba Álex.

-¿Como puedes hacerle una entrevista a esa?- preguntó Álex susurrando.

-Tío, me la pidió, no le iba a decir que no- respondió Pablo, y juntos fueron camino del vestuario.