domingo, 26 de enero de 2014

25- Falsa

Las chicas llegaron hasta el final de la alameda, e Iria, enfadada se giró y las miró una por una.

-¿Que quería decir Julio?

Las chicas se miraron entre ellas.

-Ni idea- dijo Nuria.

Isa y Alicia negaron con la cabeza, en señal de que ellas tampoco sabían nada.

-Seguro que te lo dijo para hacerte rabiar- dijo Paula improvisando. Quería a Iria, pero Marta era su mejor amiga, y tampoco quería malos rollos.

-No creo, él es mete mierda, pero la mierda que mete siempre es verdad- replicó Iria.

-Iria, seguro que es eso, ¿tú crees que alguna haríamos eso?- preguntó Marta.

Iria se quedó callada un momento. Tenían razón. Ellas eran sus amigas, no le harían eso. Decidió pensar que era cosa de Julio. Fueron a dar un paseo, y a las ocho y media decidieron marchar. No se lo estaban pasando tan bien como de costumbre. Marta y Paula fueron hacia la alameda y se sentaron en un banco.

-Hay que hacer algo con Julio e Iria- dijo Paula.

-Lo sé, pero a ver qué. Julio hace lo que quiere, y en cualquier momento dice algo, e Iria es mi amiga, aunque sea desde hace poco, le cogí cariño.

-Ya.

Las dos se quedaron en silencio. Un silbido que anunciaba la llegada de un WhatsApp interrumpió el silencio. Era de Marta. Sacó el móvil y puso una cara de preocupación al ver la procedencia. Miró a Paula y con los labios, sin emitir ningún sonido dijo:

-Julio.

Paula puso cara de preocupación, y leyó el mensaje.

al final que paso con iria? si quieres subes y me lo cuentas ;)

-No le hagas caso- dijo Paula-. Deja a Julio.

-Un poco difícil.

-¿Por?

-Lo estoy viendo.

Las dos miraron hacia arriba. Julio estaba sentado en un banco junto a sus amigos, mirándolas fijamente. Levantó las cejas cuando las vio mirar hacia él y giró la cabeza. Le dijo algo a Eloy, que se giró y también las miró, seguido de Lucas y Gabriel. Por último, Sergio e Iván. Marta bufó y se giró.

-Genial, los seis monos mirando para aquí- murmuró Marta.

-Déjalos.

Paula y Marta se quedaron ahí sentadas, hablando sobre que podían hacer para librarse de Julio.

-Trátalo mal, se cansará de ti- propuso Paula.

-¿Crees que cada vez que lo veo lo trato cual rey? No tía, no es que nos llevemos genial que digamos.

-Pero él te besó igual.

-Lo sé, pero... ¡Au!

Marta sintió algo que caía en su cabeza. Se llevó la mano a la zona donde había notado el impacto y recogió lo que había caído. Era una colilla.

-Que asco joder- dijo.

Se giró y vio a Gabriel guiñándole el ojo, mientras Julio se reía por detrás. Marta suspiró y tiró la colilla al suelo.

-Serán guarros- dijo.

Otra colilla volvió a caer en su cabeza.

-¡Me cago en todo!- exclamó.

Se levantó y los miró. Ahora se reían todos. Puso cara de asco y volvió a tirar la colilla al suelo.

-Anda, vámonos, con semejantes primates ahí arriba yo no me quedo- dijo ella.

Paula se levantó y las dos se fueron. Julio, arriba, miró a sus amigos y les dijo que volvía enseguida.

-Guau, Julio, tú yendo detrás de una chica, esto es nuevo- dijo Gabriel.

-Déjalo ya, hombre.

Julio bajó rápidamente y ágilmente y enseguida llegó junto a las chicas.

-Ya sabía yo que no te gusta fumar, pero unas colillas de nada no te van a hacer daño- dijo colocándose delante de Marta.

-¿Quieres callarte?- dijo Marta enfadada.

Julio puso cara de que no lo iba a hacer y añadió:

-¿Estás enfadada por la colilla o por Iria?

Marta se quedó callada. ¿A él que le importaba? Miró de reojo a Paula, en busca de ayuda.

-Está enfadada porque eres un pesado- intervino Paula.

Julio la miró.

-O sea que un pesado.- Miró a Marta y añadió con una sonrisa burlona:-. Otros días no me dices lo mismo.- Volvió a girarse hacia Paula-. Suele decirme que soy gilipollas, subnormal y cosas así, pero pesado nunca me lo llamó.

-¿Pero quieres largarte y dejarnos en paz?- dijo ella.

Julio miró a Paula. Hablaba tanto como Marta, solo que Marta le atraía, y ella no.

-¿Tú quieres callarte un poco?- Miró a Marta y preguntó:-. ¿A Iria no le dijiste nada, entonces?

-No, y aunque fuera así a ti no te importa. Y deja ya de ser tan...

-¿Tan?- inquirió Julio.

-¡Gilipollas! Porque lo jodes todo.

-¿Estás segura?- dijo Julio burlón-. Puedo joderlo aún más.

-¿Que quieres decir?- preguntó Marta un poco preocupada.

Julio se acercó a ella rápidamente y le dio un beso de unos dos segundos. Acto seguido, pasó a su lado y exclamó:

-¡Chao Iria!

Marta palideció y se quedó en shock. Miró a Paula, que miraba pálida hacia donde antes había mirada Julio, y luego al chico que miraba a las dos chicas divertido, bajo la mirada de sus amigos que comenzaron a bajar junto a él.

-Bravo Julio- dijo Gabriel al llegar junto a él.

Julio miraba a las chicas con sonrisa pícara. Iria estaba pálida. Ella había ido a hablar con Olivia, que andaba por allí, y en ese momento se dirigía a su casa. Marta se giró lentamente y vio a Iria a unos metros de ella, mirándola con todo el odio del mundo.

-Tú... O sea que él hablaba de ti- dijo Iria.

-Iria, espera, fue él, yo no he tenido nada que...- empezó a decir Marta.

-¡Cállate puta!- exclamó Iria.

Marta miró a Julio. Él la miraba divertido. Quería eso. Marta sabía que Julio quería haber llegado a eso. En ese momento, Julio le indicó con la cabeza que mirara a Iria. Marta así lo hizo y recibió la torta de su vida por parte de Iria.

<<Ya podía haber avisado antes>>, pensó Marta.

-Por puta- susurró Iria, y se marchó. Paula la siguió para hacerla entrar en razón, y las dos desaparecieron. Marta se quedó allí paralizada, odiando a Julio, odiando a Iria por habérselo presentado, odiando a todos.

-Apostaste bien Lucas- dijo Iván.

-Lo sé- dijo Lucas-. Julio, habla con ella o algo, nosotros vámonos, lo que le falta a la pobre es que vayamos ahora nosotros.

Los chicos obedecieron a Lucas, que siempre sabía que era lo mejor que se podía hacer. Julio se quedó parado mirando a Marta. Ella estaba con la mirada perdida en el suelo, y su expresión era triste. Él se acercó a ella y se puso delante de ella.

-Escucha...

No pudo decir lo que quería decir. Marta le acababa de dar una torta, que desde luego se merecía.

-Te dije que no lo jodieras más.

-No lo he jodido. Te he librado de ella- dijo Julio.

-¿Pero librarme de que, subnormal?- dijo ella elevando la voz.

-Tranquilízate y escucha.- El tono de Julio era tranquilizador, a diferencia del resto de las veces-. Ella no era tu amiga de verdad.

-¿Acaso lo sabes tú?- preguntó Marta.

-Sí, ella me metió mierda de ti, o sea que de nada.

Marta se quedó callada. ¿Iria hizo eso realmente? No sabía si creérselo. Miró a Julio. Estaba serio, y sus ojos indicaban que no mentía. O sea, que hizo eso para que Iria dejara a Marta en paz. ¿Entonces su interés en ella era por eso? No entendía nada.

-No me puedo creer que Iria hiciera eso- murmuró Marta.

-Yo no sé como no te diste cuenta antes- dijo Julio.

Ambos se miraron a los ojos. Julio puso su mano en la mejilla en la que ella había recibido la torta y dijo tranquilizador:

-No te preocupes, te aseguro que no te has perdido nada.

A continuación, se acercó a ella poco a poco, y le dio un tranquilizador beso. No era como los demás, que fueron por ser, este era de verdad. Cuando se separaron, Julio le sonrió y añadió:

-Y si a Iria se le ocurre volver a meterse contigo, tú solo dímelo.

Marta asintió, y con el otro brazo, Julio rodeó a Marta por los hombros y la atrajo hacia él, en señal protectora.

-Gracias- dijo ella con un hilo de voz.

Julio esbozó una pequeña sonrisa y le acarició la mejilla, mientras apoyaba su cabeza sobre la suya. Él era mucho más alto que ella, aunque Marta no dejaba de ser alta. Cuando se separaron, Julio en susurro dijo:

-Vamos, te acompaño a casa.

-No hace falta que te molestes...

-Pero lo hago igual. No quiero que te vayas ahora tú sola.

Marta asintió en señal de aprobación y empezaron el camino hacia la casa de ella. Fueron todo el camino en silencio. Ella pensando en lo que Julio le había contado, en Iria, en todo. Julio iba con las manos en los bolsillos, mirándola de reojo. Él pensaba en el golpe bajo que le podía haber supuesto a ella recibir la torta y a los dos minutos enterarse de lo otro. Julio consideraba que había hecho bien. Al ver a Iria fue un impulso besar a Marta, para joderla a ella y para ayudar a Marta, y vaya sí lo hizo. Pero ver a Marta parada, sola, triste fue algo que le tocó, y lo menos que pudo hacer fue consolarla. Nunca había besado a nadie así, y la verdad es que la sensación no le desagradaba.

Llegaron a casa de Marta. Ya había anochecido por completo y solo los iluminaban las tenues luces de las farolas.

-¿Te veré mañana?- preguntó él.

-Lo dudo mucho, no creo que a las chicas les apetezca mucho verme- dijo Marta melancólica.

-Ven conmigo- dijo Julio de sopetón.

-¿Que?

-Que vengas conmigo. Estarás bien, además, que ellas te den igual, si prefieren a Iria antes que a ti no es buena señal.

-Es que no sé...

-Venga- dijo Julio.

-Bueno, vale- accedió Marta al fin.

-Genial.- Julio esbozó una pequeña sonrisa.

-¿Pasas mañana?

-Sí, estate lista.

Los dos se miraron. Llegó la hora de despedirse. Marta no sabía que hacer, pero Julio sí. Se acercó a ella y la besó, la besó como antes lo había hecho.

-Buenas noches, descansa, y si te dicen algo, pasa de ellas- dijo Julio, y acto seguido se giró y se marchó. Llegando al final de la calle, se cruzó con Manu, el cual lo miró extrañado. Le sorprendió ver a Julio en su calle. Al llegar a su casa vio a Marta abriendo la puerta y la saludó.

-Hola, ¿qué te pasa?- preguntó al ver su expresión triste.

-Julio Fernández es lo que pasa- respondió Marta entrando en la casa seguida de su hermano, que extrañado, le preguntó:

-¿Te hizo daño? Porque si lo hizo te juro que...

-No, ya te lo contaré. Ahora estoy muy cansada. Buenas noches.

-Buenas noches- dijo Manu extrañado, y vio a su hermana subir las escaleras melancólica.

******
 

El entrenador informó a los chicos que si querían se podían ir a casa por su cuenta. Pablo, Álex y Jesús decidieron marcharse ellos solos. Al salir del estadio, Álex mandó un mensaje a Elena, la cual le dijo que se encontraba fuera. Fue a su encuentro, a hablar un poco con ella, y a solucionar al fin lo de Verónica. Jesús acompañó a Pablo. Vieron a Marta y a Manu fuera, charlando, mientras Marta se comía un perrito caliente.

-Mira, ahí tienes a Manu Rivas- dijo Pablo mirando en aquella dirección-

-¿Y la que está con él tu novia, no?- preguntó Jesús.

-Que gracioso eres. Vamos, anda, que te los presento- dijo Pablo.

Comenzaron a caminar hacia ellos, los cuales conversaban tranquilamente.

-Hola- saludó Pablo al llegar junto a ellos.

Los dos miraron hacia él, y saludaron.

-Hola.

Marta "escondió" su perrito, odiaba que los chicos le vieran comer.

-Chicos, este es Jesús, Jesús, Manu y Marta- presentó Pablo.

-Hola- dijo Jesús.

-Encantado- dijo Manu.

Marta solo sonrió. Ella estaba más pendiente de Pablo. Los cuatro comenzaron a charlar, y pasados ya unos quince minutos, se marcharon, con la excusa de que al día siguiente tendrían que madrugar.


Por su parte, Álex fue a ver a Elena.

-Hola, buen partido- dijo ella sonriendo.

-Gracias, ya te vi en la grada- dijo Álex-. Oye, una cosa...

-¿Sí?- dijo ella.

<<No me hables de la noticia por favor>>, pensó Elena con todas sus fuerzas.

-No sé si viste una noticia que hablaba de nosotros...- comenzó Álex.

<<Mierda>>.

-Sí...

-Pues era para decirte que no te moleste, la chica que lo escribió me odia a muerte, y lo hizo para fastidiarme- dijo Álex.

-Ah, no pasa nada, no me afecta en absoluto- dijo sonriente Elena.

-Genial- dijo Álex sonriendo-. Bueno, me tengo que ir, mañana debo madrugar, y supongo que tú también.

-Sí.

-Bueno, pues espero verte pronto. Adiós.

-Adiós.

Y Elena vio marcharse a Álex, aliviada por haber resuelto el asunto que tanto le preocupaba.

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