domingo, 26 de enero de 2014

24- Algún día

Viernes por la tarde. Ya habían pasado 6 días de lo de Julio. Marta no lo había vuelto a ver hasta entonces, también porque lo evitaba a toda costa. Ese día había quedado de nuevo con sus amigas para ir de compras y luego a la alameda. Había hablado con Jacobo, el cual ya estaba bien, le habían tenido que poner puntos en la ceja pero ya estaba perfectamente.

Marta se puso una camiseta de tirantes, ya que hacía mucho calor, y unos vaqueros un poco rasgados, acompañados de sus New Balance. Cogió dinero, que metió en la carcasa del teléfono y bajó al centro. Evitó ir por el parque donde encontró a Julio, aunque él ya sabía donde vivía, por lo que sabía las posibilidades que tenía ella para ir al centro. Iba hablando por WhatsApp con Paula, que también iba camino del centro, solo que ella vivía en la otra punta de la ciudad. Llegaron a su punto de encuentro prácticamente al mismo tiempo. Allí solo faltaba Isa, que llegaría de un momento a otro. Cuando apareció comenzó su paseo por las tiendas. Ésta vez, casi todas compraron algo. Iria fue la única que no cogió nada.

Ya cansadas, hicieron como siempre, fueron a la alameda a sentarse. Como era un día caluroso, mucha gente había salido a la calle, por lo que las chicas tuvieron que buscar un banco por todo el sitio. Al fin encontraron uno libre, a la sombra, un poco en la parte alta del parque. Se sentaron y comenzaron a charlar, pero Marta se preocupó al darse cuenta de que justo enfrente era el lugar donde Julio solía estar con sus amigos. Solo esperaba que no se acercaran, pero su deseo no se cumplió. Los chicos aparecieron a los pocos minutos, sentándose en su banco de siempre. Marta decidió pasar, cuanto más caso haga, peor.

Pero Julio también se dio cuenta, y apoyado en el banco con Gabriel, empezaron a mirar a las chicas. Entre ellos comentaban cosas, como quien era la más guapa y cosas así. Pasados quince minutos, Julio se sacó el móvil del bolsillo y mandó un mensaje, que Marta recibió en el otro lado.

te vienes?

Marta miró hacia Julio. No sabía quien era ese número, pero supuso que era él por la cara que tenía, y por como la miraba. Negó ligeramente con la cabeza y siguió a lo suyo.

-Ya sabía que era complicada, pero no pensaba que tanto- rió Gabriel.

-Ya ves- dijo Julio-. Aunque ya verás como acaba viniendo.

Iria también se dio cuenta de la presencia de los chicos, y también se dio cuenta de las constantes miradas de Julio y Gabriel hacia ellas, pero cometió el error de pensar que la estaban mirando a ella.

-Chicas, esos monos están mirando para aquí- dijo interrumpiendo la conversación-. Seguro que se están burlando de mí por lo de Julio.

Paula miró disimuladamente a Marta. Solo ella sabía que había estado con Julio y esos dos besos que él le dio. Ambas sabían que no solo miraban a Iria.

-Como sigan así os juro que voy ahí- añadió.

-Iria, déjalos, son tontos- le dijo Marta-. Si miran que miren.

-No, a mí me fastidia- se quejó Iria-. Aparte, mira como cuchichean.

-Son tontos- repitió Paula.

Al pasar varios minutos, como era de esperar, los chicos no paraban, algo que hizo que Iria se levantara y dijera:

-Voy ahí, a ver por qué miran tanto. ¿Venís?

-Voy yo contigo- dijo Nuria, otra de sus amigas.

<<Ay, ay, ay>>, pensó Marta nerviosa, mordiéndose ligeramente el labio inferior.

Iria y Nuria, seguidas de Alicia e Isa fueron hacia los chicos, dejando a Marta y a Paula mirando como iban. Intercambiaron una mirada preocupada, y fueron hacia ellos despacio susurrando.

-No miraban a Iria, tía- dijo Paula.

-Lo sé, Julio me mandó un mensaje- respondió Marta.

-¿Pero lo tienes agregado?

-No, pero sé que fue él- respondió Marta.

Llegaron junto a ellas, e Iria ya le estaba cantando las cuarenta a Julio, el cual la miraba divertido, a punto de echar a reír.

-A ver, ¿por qué coño me miráis tanto?- decía Iria.

Gabriel estaba como Julio. Les hacía mucha gracia la situación.

-¿Y por qué tenemos que mirarte a ti?- preguntó Julio.

-Se os ve mucho, aparte tenéis que estar cuchicheando. Lo que queráis decir me lo decís a la cara.

-¿Como pudiste salir con esta, Julio?- preguntó Gabriel casi riendo.

Julio rió un poco. Él también se lo preguntaba.

-Un poco de respeto eh, mono- dijo Iria.

-El respeto es lo que me tienes que tener tú a mí, así que calla- mandó Gabriel.

Iria lo miró enfadada. Gabriel nunca le había caído bien.

Marta y Paula estaban en una esquina, mirando la escena, intercambiando miradas de vez en cuando. Lucas se daba cuenta, pero prefería callarse.

-Eres un gilipollas- le dijo Iria a Gabriel.

-Pero a ver, que te entre en la cabeza, hay mejores vistas que tú- dijo Julio haciendo que a Iria la llenara la rabia.

-Y tú, creído de mierda, mejor de ti no hablamos- le dijo Iria.

-Yo por lo menos tengo algo que creerme, y deja de hacerte quedar mal a ti misma, anda- dijo Julio.

Iria gruñó y miró a sus amigas en busca de ayuda.

-¿Y vosotras no decís nada?

Las miró una por una, empezando por Alicia y acabando por Marta.

-No, ¿no te das cuenta de que las señoritas no se meten en peleas?- dijo Julio, haciendo el mismo recorrido con la mirada que Iria, terminando en Marta, en la cual se quedó dos segundos más. Clara indirecta.

-Tú calla que nadie te preguntó- dijo Alicia.

-Julio, que se te enfadan- rió Gabriel.

-Ya ves.

Iria gruñó de nuevo, e hizo el ademán de irse, pero Julio interrumpió.

-¿Ya te vas? Al fin te diste cuenta de que no todos te miran a ti.

-¿Y entonces a quien mirabas, a ver?- exclamó ya Iria.

Julio miró de reojo a Marta, y luego añadió:

-Ah, ¿que no lo sabes? Bueno, entonces te lo perdono.

-¿No saber lo que?- preguntó Iria extrañada.

-Que te lo cuenten ellas, ¿no te parece?

Iria miró a sus amigas, esperando una respuesta, la cual no llegó.

-Dímelo tú- le ordenó Iria a Julio.

-No, mejor que te lo digan ellas, no me quiero meter entre vosotras- dijo Julio, y Gabriel rió a su lado, mientras le daba una calada a su cigarrillo.

-Dímelo- repitió Iria.

-No.

Iria miró de nuevo a sus amigas. Todas estaban calladas, y a Marta una sensación de nervios la llenaba por completo. Tenía unas ganas de darle una torta a Julio que tuvo que hacer un esfuerzo para contenerse.

-Ya hablaremos- murmuró, y se dio media vuelta, seguida por Alicia, Nuria e Isa. Marta y Paula dudaron un poco, pero enseguida comenzaron a marcharse.

-Y yo que pensaba que las amigas os lo contabais todo- dijo Julio sonriente.

-Cállate gilipollas, deja de ser tan bocazas- respondió Marta, y las dos chicas se marcharon, bajo la atenta mirada de los chicos.

-Me apuesto todo lo que tengo a que Iria y Marta acaban enfadándose- dijo Lucas cuando se marcharon.

******
 
Los jugadores del Barça ya estaban todos listos para marcharse. Los últimos en salir del vestuario fueron Pablo, Álex y Jesús. Caminaron juntos por los pasillos, y Pablo y Jesús se pararon a conceder algunas entrevistas, mientras Álex seguía caminando solo. Iba con la cabeza en otra parte, cuando vio venir a una deslumbrante rubia que llevaba un micrófono de televisión en su mano. Ella también lo miró a él y se paró al llegar junto a él.
 
-¡Cuanto tiempo!- dijo con una sonrisa falsa.
 
-Cállate- dijo seco él.
 
-Anda, Álex, no seas maleducado- dijo Verónica.
 
-¿Por qué subiste eso si sabes perfectamente que es mentira?- le preguntó él serio.
 
-Deberías saberlo. A mí nadie me hace lo que hiciste tú, y así aprendes- respondió ella, aún con esa sonrisa falsa.
 
-Que zorra eres- murmuró Álex.
 
-¿Perdona? ¿Qué dices?- preguntó ella.
 
-Nada que no sepas- dijo Álex, y se fue.
 
Verónica miró como se iba, y vio venir a su cámara por detrás.
 
-¡Aleluya!- exclamó al verlo-. Te estaba esperando. Acaba de pasar Álex y podíamos haberle preguntado por su nueva novia.
 
-Bueno, perdona, es que...
 
-Es que nada- le interrumpió ella-. Ve yendo ya a la furgoneta, yo me quedaré por aquí un rato.
 
El cámara obedeció, y Verónica se quedó allí. Al minuto vio venir a Pablo sonriente. Puso una sonrisa lo más natural que pudo y se acercó al chico.
 
-Hola Pablo, solo quería felicitarte otra vez por los goles.
 
-Hola, gracias, otra vez- dijo Pablo.
 
-Eres un gran jugador, ¿sabes? Podrías venir algún día y concedernos una entrevista más completa- prepuso ella.
 
-Bueno, gracias, a ver si algún día- dijo Pablo. No quería hablar con Verónica. Sentía que traicionaba a Álex.
 
-Pues eso, ya nos veremos más veces.
 
-Eso. Bueno, me tengo que ir ya, adiós- se despidió Pablo, y se fue de ahí lo más rápido que pudo.


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