-¡Manolo, levanta! Hoy es tu primer día de entrenamiento- anunció.
Manu se despertó a regañadientes, pero al darse cuenta de que se levantaba para su primer entrenamiento con su equipo soñado, fue de cabeza a la ducha. Mientras, Marta bajó a desayunar, y mientras desayunaba, le llegó un mensaje de WhatsApp de Carmen.
Hey Marta, cuando estés nos avisas y ya vamos todas juntas a la uni ^^ que nervios!!
Marta rió y contestó al mensaje. Terminó de desayunar cuando Manu bajó ya listo. Marta se despidió de él, y tras desearse suerte el uno al otro, Marta bajó al apartamento de Clara y Carmen.
Las chicas estaban emocionadas. Las tres empezaban una carrera distinta. Cogieron el metro para llegar antes, y mientras iban hablando de lo emocionadas que estaban. Al llegar al Campus, se emocionaron al ver tantos estudiantes de un lado para otro. Al llegar al centro se separaron, se desearon suerte entre ellas, y tras acordar quedar para comer, cada una se fue a su respectiva facultad.
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Cris entró con paso firme en la puerta del Campus.
-Cris, ¿segura que no quieres que te acompañe?- preguntó su padre tras ella.
-Segura papá- dijo ella segura de si misma-. Adiós, te quiero.
Se despidió de él y entró en el Campus. Buscó la facultad de Matemáticas en un panel que había en el centro y fue a paso ligero a ella. Aún faltaban 10 minutos para el comienzo de la clase, pero quería ser la más puntual. Esperaba llegar a la clase y encontrar hombres por todos lados, pero no esperaba encontrar al alguien exactamente igual a ella.
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Sara y María se habían encontrado unas manzanas más atrás, y desde allí ya habían ido juntas hasta el Campus. Al llegar sonrieron y entraron. María iba con la cabeza gacha. Tenía miedo de que la juzgaran por su aspecto. Sara, en cambio, iba con la cabeza bien alta, quería demostrar que no era vulnerable, que lo que le decían le entraba por un oído y le salía por otro. Llegaron al centro del Campus y cada una fue a su respectiva clase.
-¡Nos vemos!- se despidió Sara.
-Adiós.
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Elena llegó al Campus cinco minutos antes de que su clase diera comienzo. Agobiada, buscó su Facultad y llegó a la clase por los pelos.
<<Menos mal>>, pensó ella. Se sentó en un sitio que pilló libre y vio al rector entrar en el aula. Iba a presentar el curso y la facultad. Comenzó presentándose él mismo, y acabó hablando de lo que era la facultad. Elena lo escuchaba, mientras pensaba que tenía que esforzarse si quería lograr su objetivo.
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Marta entró en la clase y cogió asiento en la segunda fila. Le gustaba estar cerca del profesor, pero no tanto como para colocarse en la primera fila. Comenzó a sacar su carpeta y su boli, cuando vio abrirse la puerta y entrar una chica de su edad. La chica iba decidida. Cruzó la clase y puso cara de sorpresa al verla a ella.
Cris se sorprendió. ¿Una chica? Y ella que pensaba que iba a ser la única. Pensaba que sería mala idea sentarse junto a ella, pero recordó la promesa que se hizo a sí misma el sábado. Tenía que hacer amigas, y esa chica no parecía mala. Fue hacia ella y se sentó en el sitio libre a su lado.
Marta vio que se sentó a su lado. Parecía maja, decidió hablarle.
-Hola- saludó con una sonrisa-. Soy Marta, ¿tú?
-Hola.- Cris le devolvió la sonrisa-. Yo soy Cristina, pero llámame Cris.
-Vale, pues encantada Cris.
-Igualmente- respondió Cris-. ¿Sabes? No esperaba encontrar chicas aquí. Tenía algo de miedo de ser la única.
Marta sonrió.
-Ya ves que no, aunque si te soy sincera yo por un momento llegué a pensar lo mismo.
Cris rió. A Marta le gustó su risa, era como muy natural, al igual que ella, y aparte, compartían gustos.
-¿Eres de aquí?- preguntó Cris.
-No, para nada, soy de una ciudad al norte, no creo que la conozcas- respondió Marta-, ¿y tú?
-Yo soy de Girona- respondió-. Me vine a estudiar aquí porque me encanta Barcelona, y la Universidad aquí tiene muy buena fama. ¿Tú por qué te decidiste por Barcelona?
-La verdad es que me pilló de rebote- respondió Marta riendo-. Mi hermano es futbolista, y lo llamaron para jugar aquí, en Barcelona, y como es menor, alguien tenía que acompañarlo, y yo ya necesito ser más independiente, así que me decidí por venir.
-Está bien eso. Espero que os vaya muy bien a los dos- dijo Cris con una sonrisa.
-Igualmente.- Marta sonrió, y justo cuando iba a añadir algo, el profesor entró en la clase y todos los alumnos se callaron para escucharle.
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Clara se sentó en un sitio libre a la mitad de la clase. Sacó su carpeta y luego comenzó a mirar a la gente que llenaba la sala. Había chicas y chicos por igual. Al parecer, todos conocían a alguien, ella era la única que no conocía a nadie. Jugó con su boli en las manos, hasta que una voz interrumpió sus pensamientos.
-Perdona, ¿este sitio esta libre?
Clara levantó la cabeza, y frente a ella se encontró a una chica de pelo negro y ojos marrones, que la miraba expectante.
-Claro, siéntate- respondió ella.
-Vale, gracias- dijo la chica-. Por cierto, soy Sara.
-Encantada, yo soy Clara- respondió Clara con una sonrisa.
-Igualmente. Me alegro de haber conocido a alguien, aquí parece que se conocen todos- dijo Sara riendo.
-Ya ves, es un poco incómodo ser la única que está sola- le dio la razón Clara.
-¿Eres de aquí?- preguntó Sara.
-Sí, solo que mi mejor amiga estudia Derecho, y otra amiga estudia Matemáticas- respondió Clara-. ¿Tú? Aunque no lo pareces, la verdad.
-Es que no soy de aquí- afirmó Sara-. Soy de Bilbao, me vine porque no sé, necesitaba ser independiente.
-Te entiendo. Yo vivo con mi mejor amiga y no sabes lo que me costó- dijo Clara.
-Pues tienes bastante suerte de vivir con ella. Yo estoy en una residencia de estudiantes.
-Pero eso está bien, ¿no? ¿No hay fiestas y cosas así?- preguntó Clara.
-Sí, pero da bastante corte ir tú sola- rió Sara-. Aún llegué hace un par de días, así que no conozco a nadie.
-Puedo presentarte a mis amigas y así ya vas conociendo. Aparte, si te gustan los chicos guapos una de ellas te puede ayudar- rió Clara.
-Joder, me encantaría- rió-. ¿Coméis en el Campus?
-Sí, vente te llevarás bien con ellas- la animó Clara.
-Pues yo encantada- dijo Sara sonriendo.
Su conversación no dio para más, porque el profesor entró en el aula, interrumpiendo las conversaciones de todos los presentes.
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Carmen entró en la clase. Recorrió el sitio con la mirada y al ver un sitio libre junto a una pelirroja, fue hacia allí.
-Hola, soy Carmen- saludó ella con una sonrisa.
-Hola- saludó seca la chica.
-¿Qué tal?- preguntó Carmen intentando ser simpática.
La pelirroja le dirigió una mirada de asco y respondió con un simple "bien". Carmen decidió no seguir con aquella conversación, esa chica era una borde. Giró la cabeza y contempló la sala. Por la puerta vio entrar a una chica de pelo negro y gafas de pasta, con algunos granitos por la cara.
<<Hombre, guapa, guapa, no es>>, pensó Carmen.
La chica entró insegura y cogió sitio en las primeras filas. Carmen se fijó en que la pelirroja la miró con cara de asco, tal y como la había mirado a ella.
<<Que tía más arrogante>>, pensó, <<es fea, pero no parece mala persona, no como esta>>.
Carmen se levantó de su sitio y fue a sentarse junto a la chica de gafas.
-Hola- saludó sonriente, y se sentó junto a ella.
-Ho-hola- saludó tímida la chica.
-Soy Carmen, encantada.
-Yo... María, igualmente.
El profesor entró, y Carmen y María se pusieron en disposición de clase, dispuestas a empezar bien su primer día de Universidad.
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