domingo, 22 de septiembre de 2013

3- Comiendo con estrellas

-Encantada de conoceros- dijo Marta ante aquella inesperada visita-. Yo soy Marta, y él es mi hermano Manu.

-Encantadas, yo soy Clara- dijo la de los ojos verdes bajita-, y ella es mi mejor amiga, Carmen.

-¿Cuándo llegasteis?- preguntó Carmen.

-Hace una hora- respondió Manu.

-¿Entonces no comisteis?- preguntó Clara. Los hermanos negaron con la cabeza-. ¿Por qué no os venís a comer con nosotras y así conocéis la ciudad?

-Vale, estará bien- respondió Marta-. ¿Por qué no pasáis?

-Valee- dijeron las dos a la vez-. Guaaau.

Carmen y Clara quedaron con la boca abierta al ver el apartamento de sus nuevos vecinos.

-Yo también dije guau- rió Manu sentándose en el sofá.

-Es que es para decir guau- dijo Clara sentándose junto a él.

Marta y Carmen la imitaron, y la segunda preguntó:

-¿Y qué os trae por Barcelona?

-Pues yo vengo a estudiar a la Universidad y él es el nuevo fichaje del Barça- respondió Marta como si tal cosa.

Las dos amigas dirigieron su mirada a Manu.

-¿Manu Rivas?- preguntó Carmen. El futbolista asintió-. ¡Ya decía yo que me sonabas!

-Es que perdona que te diga, pero eres más guapo en persona que en la tele- rió Clara.

-¿Gracias?- dijo Manu medio riendo.

-En serio, yo creo que estás mejor en la realidad- añadió Carmen-. Pero vamos a callarnos, que lo estamos poniendo en una situación incómoda. Y tú- dijo dirigiéndose a Marta-, ¿que vas a estudiar?

-Matemáticas- respondió.

-Esa es difícil- comentó Clara-. Yo Periodismo. Ya te entrevistaré algún día, Manu.

-Ya lo estoy viendo- bromeó Manu.

-Yo voy a estudiar Derecho- intervino Carmen-. Las dos empezamos el lunes.

-Como yo, ya nos veremos- dijo Marta.

-Podemos comer juntas- propuso Clara-. Así nos conocemos mejor.

-Estaría genial- dijo Marta, contenta por haber hecho amigas tan rápido.

-Perfecto- añadió Carmen.

Durante la siguiente media hora, los cuatro estuvieron hablando, y Marta, Clara y Carmen empezaron a conocerse mejor, dándose cuenta de que estaban hechas para ser amigas.

******

-Vamos a comer fuera- propuso Álex secándose el pelo con una toalla, tapado solo con otra toalla atada alrededor de su cintura.

-Vale, ¿dónde?- preguntó Pablo, el cual también se secaba el pelo, solo que él llevaba los pantalones.

-Podemos ir al sitio al que fuimos el otro día, me gustó mucho- sugirió Jesús, el cual se estaba poniendo su camiseta.

-No, ahí no, que salí con la camarera y no quiero volver a verla en mi vida- se quejó Álex.

-Pues yo quiero ir ahí, ahora te aguantas, por ser tan putón- rió Pablo.

-Voto por lo que dijo Pablo- apoyó Jesús.

-Pues como esa chica me acose de nuevo, la culpa será vuestra- refunfuñó Álex.

-Eso te pasa por follártela y luego no volver a llamarla nunca- dijo Jesús.

-Siempre decís lo mismo, y ya veis lo bien que me va- dijo Álex comenzando a vestirse.

-Y luego te enamorarás y nos vendrás llorando por las noches- rió Pablo.

Como respuesta recibió la toalla con la que Álex se secó el pelo en la cara.

-¡Au! ¡Es que es cierto, tío!- se quejó Hernández.

-Calla, Hernandito, o te callo yo- dijo Álex poniéndose la camiseta.

******

Sacó el álbum de fotos de su estantería. La estantería donde guardaba todos sus recuerdos. Lo abrió por la primera página. Ahí estaba ella, antes de ponerse las gafas sonriente, en la playa, al lado de su hermano. Debía tener once años en esa foto o así. La siguiente foto era con su mejor amiga, la cual se había mudado hacía tres años a Argentina, lo que no permitía que pudieran hablar a menudo. Estaban en su cumpleaños comiéndose alegres un trozo de tarta de chocolate. La siguiente era del día de Carnaval en clase. Ella iba con su mejor amiga de hippie, y estaban detrás del chico que le gustaba, que iba con sus amigos vestidos de señoras mayores. La profesora estaba sonriente, disfrazada de india. Siguiente foto. La primera vez que fue a un parque de atracciones. Estaban ella y su madre en la cola de una montaña rusa, su madre con cara de aburrimiento por esperar tanto y ella feliz por subir a aquella atracción.

María cerró el álbum. Acababan de llamarla para ir a comer. En tres días empezaba la Universidad, lo que le inquietaba una barbaridad por dentro. Esperaba encajar en algún grupo, porque desde la marcha de su mejor amiga ella siempre ha sido una persona solitaria.

******

El camarero tomó nota y se metió en la cocina.

-Qué olor... Ya me estoy muriendo de hambre- dijo Marta.

-Si es que eres una tragona- replicó su hermano.

-Marta tiene razón, a mí ya me ruge la barriga- dijo Carmen dándose una palmada en el vientre.

-Solo sirven una cosa, por lo que tendrán que traernos la comida al instante, ¿no?- dijo Clara mirando la carta.

-Supongo- dijo Manu.

No se equivocaban. El camarero apareció al segundo con cuatro platos de barbacoa con patatas fritas y chorizo, y dejó uno delante de cada uno de los adolescentes.

-Que pinta- comentó Marta.

-Y que olor- añadió Clara.

-Se me hace la boca agua- dijo Carmen.

-Pues comed- dijo Manu, el cual ya había empezado.

Las chicas no se hicieron insistir y cada una dio un bocado a su plato.

-Ya podían hacer en las cafeterías comidas así- dijo Carmen-. Lo que nos espera el lunes.

-Ni me lo recuerdes- dijo Clara-. Mejor disfrutamos de esto y luego hablamos de eso. O no.

Marta sonrió ante el comentario de Clara. Según le habían contado, eran mejores amigas desde los cinco años, pero siempre estaban dispuestas a recibir más gente, estaban solteras (clara indirecta a Manu) y habían sacado Bachillerato con buenas calificaciones. Parecían buenas chicas, y poco a poco iba confirmando su teoría. Le gustaban, sí.

******

-Llegamos- dijo Jesús tras aparcar en el párking del restaurante.

-Que nervios- dijo Álex desde el asiento trasero.

-Calla y sé un hombre- rió Pablo bajando del coche.

Los tres amigos bajaron del vehículo y fueron a la entrada del restaurante. No pasaron desapercibidos, se pusieron a firmar camisetas a los niños y a sacarse fotos con los adultos y los jóvenes. Cuando terminaron, el camarero les llevó a su mesa. Se sentaron y comenzaron a mirar la tarta.

-Yo lo de siempre- dijo Álex tras mirar la carta tres segundos.

-Yo un filete- dijo Jesús.

-Yo también- dijo Pablo-. Ahora a esperar a la camarera. Ojalá sea la ex de Álex.

-Calla ya con eso, me voy a meter en un lío- dijo el de rizos poniendo mala cara.

-¿En un lío por qué?- preguntó Jesús.

-Porque va a pasar por aquí constantemente, mirándome en plan "a ver por qué coño no me has llamado" y si tiene ovarios, viniendo aquí a tocarme las narices- respondió Álex.

-Ya te lo dijimos- canturreó Jesús.

Álex iba a responderle, pero una preciosa camarera se paró justo delante de su mesa, sin dejar de mirar su libretita.

-¿Qué van a tomar?- preguntó, y levantó la mirada de la libreta para ver a sus clientes. Se le abrió ligeramente la boca al ver a Álex sentado de mala manera en la mesa, mirando para ella-. Álex- susurró.

Pablo y Jesús estaban divertidos ante aquella situación incómoda de su mejor amigo y la camarera. Se miraron, y Pablo comenzó a pedir.

-Dos filetes con patatas y lo de siempre para él- dijo señalando a Álex divertido.

-Y...- Carraspeó, incómoda-. ¿Qué es lo de siempre?

-Que lo diga él- dijo Jesús.

-Aunque no es de esos, que comen lo de siempre- dijo Pablo riendo con doble sentido.

Álex estaba que se moría. Sus amigos no ayudaban mucho en aquella situación. La camarera, por su parte, también estaba avergonzada, y miró a Álex en busca de una respuesta a su pregunta.

-Yo... Quiero... Esto... Espaguetis- dijo al fin Álex.

-Bien.- La camarera salió corriendo de allí y se metió en la cocina.

Cuando estuvo dentro, Pablo y Jesús estallaron en carcajadas, haciendo que Álex los fulminara con la mirada.

-Seréis cabrones- dijo-. Gracias, ¿eh?

-De nada, hombre- dijo Jesús, todavía riendo.

-Vaya situación más embarazosa- rió Pablo, y él y Jesús chocaron las manos.

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