miércoles, 9 de abril de 2014

38- Retomando viejas conversaciones

¿Cómo fue la primera semana? ;)

Elena sonrió al ver el mensaje que le acababa de llegar. ¡Era de Álex! Se acordaba de ella... Y ella el sábado casi enfadándose con Carmen por él. Había oído que era putón, pero bueno... Contestó enseguida, y le dijo que lo había hecho muy bien en el partido del sábado. La respuesta de Álex fue inmediata.

Álex: hombre gracias jaja, aunque podía haber ido bastante mejor.
Elena: mentira! lo estuve viendo y hiciste jugadas bastante buenas, supongo
Álex: supones? bueno bueno, no me viste otros días eh
Elena: claro que te vi, yo veo todos xd
Álex: entonces supongo que ya tendrás una camiseta del barça con mi nombre colgada en tu habitación ;)
Elena: no la tengo, y si la tuviera, te aseguro que no sería tuya ;*
Álex: me cuesta creerlo, pero lo dejaré pasar ;)

Elena sonrió. Le estaba gustando la conversación con Álex. Si es que era un chico increíble. Se quedaron hablando hasta entrada la madrugada, hasta que Elena se quedó dormida. Álex sonrió para sí desde su casa, viendo que la chica había quedado vencida por el agotamiento.

******

-¡Marta! ¡Ven aquí un momento!- exclamó su madre desde la cocina.

Marta respondió que ya iba. Había llegado a casa hacía una hora, antes que sus padres, le había dado tiempo a ducharse y a fingir que nada había pasado. En cambio, el tono de su madre no era muy bueno. Marta fue a la cocina, y allí estaba su madre con expresión seria, apoyada en el radiador, a pesar de que no estaba encendido.

-¿Qué pasó?- preguntó Marta, naturalmente.

-¿Con quien has estado esta tarde?- preguntó su madre, yendo directamente al grano.

Marta vio por donde iban los tiros. Realmente no se lo esperaba.

-¿Como que con quien he estado?- se extrañó Marta.

-Ya me has oído. Fuiste a comprar las zapatillas de Manu, ¿y después que?

-Después... Vine a casa.- Desde luego Marta no iba a decirle nada de Julio.

-Pero yo te digo antes de venir a casa, y después de comprar las zapatillas de Manu.- Era evidente que su madre ya sabía como había sido.

-Pues... Me encontré con algunos amigos, y me paré a hablar- inventó Marta.

-¿Que amigos?

-¡Ay mamá!- exclamó Marta-. No los conoces.

-Bueno, pero da la casualidad de que Mercedes sí- dijo la madre de Marta.

<<Ahora caigo>>, pensó Marta. Mercedes era la mujer que habían visto antes yendo por la calle.

-¿Quien es Julio?- preguntó su madre.

-¿Como que quien es?- Marta ya estaba enfadada-. Uno, es que.

-No me hables así- dijo su madre cortante-. Mercedes me ha dicho que te vio con él, y no ibas con nadie más.

-Vale, ¿y?

-No me gusta ese chico. Mercedes ha hablado de él. Es problemático, desobedece, y según tengo entendido, te saca dos años, pero repitió curso, se pasea por ahí en moto sin casco y fuma y...

-Él no fuma- dijo Marta cortante.

-Igualmente, el resto sí lo hace, ¿no? No me gusta que te relaciones con ese tipo de gente, sabe Dios como puedes acabar- advirtió la madre de Marta enfadada.

-Pero tú que sabes como es él o como no es- respondió Marta-. Aparte, ya soy mayorcita, sé lo que es bueno o no para mí.

-¡Estás demostrando que no!- exclamó su madre enfadada-. ¡Es problemático, no es bueno para ti!

-¡Tú que sabes! ¡Ni siquiera lo conoces! ¡Solo sabes lo que te ha dicho esa repelente de tu amiga!- gritó Marta.

-¡Ya está bien!- zanjó su madre- ¡Tienes prohibido relacionarte con él! ¡Como me entere de que no me obedeces, la llevas clara!

-¡No puedes hacer eso!

-¡Claro que puedo! ¡Soy tu madre y tienes que obedecerme! Quedas advertida.

Y dio por zanjado el tema, abandonando la cocina y dejando allí a Marta con las lágrimas asomándole por los ojos. No lo entendía. No entendía ni por qué su madre le prohibía eso, ni por qué lloraba. Después de todo, era Julio, total, él, tarde o temprano, se iba a cansar de ella. No podía llorar.

******

Marta estaba tumbada en su cama pensando. Había vuelto a ver a Pablo, y como le gustaba. Pensó también en Julio. Siempre se acordaba de él cuando veía un chico, le había dejado muy marcada. Al pensar en Julio, se acordó también de Paula. Hacía mucho que no hablaba con ella. Cogió su móvil, y al verla en línea, comenzó una conversación con ella, preguntándole que tal la universidad. Hablaron unos minutos de sus clases, hasta que Paula propuso abrir una conversación en Skype. Las chicas volvieron a verse después de tiempo sin poder hacerlo.

-¡Pero que guapa estás!- exclamó Paula.

-Tú estás más fea que de costumbre- rió Marta.

-Oye guapita, que será que la poca luz que hay en tu habitación le afecta- se burló Paula.

-Será eso, sí- rió Marta.

-Oye, ahora que lo pienso, ¡a ver tu habitación!- exclamó Paula.

-Ya tardabas en preguntar, parva- dijo Marta.

Se levantó de la cama y con la cámara, enfocó toda la habitación. Paula pudo ver la gran cama, el armario, el espejo, la mesa para estudiar, y sobre todo, el gran ventanal que daba al balcón, desde el que se veía el centro de Barcelona.

-Guau, quiero ir a vivir allí- dijo Paula impresionada cuando Marta hubo acabado.

-En vacaciones tienes que venirte unos días- dijo Marta sonriente.

-¡A ver cuando! Y tienes que venir tú aquí, te echamos de menos- dijo Paula.

-Lo sé, lo sé, mi ausencia se hace notar- bromeó Marta.

-Pues sí, ya no tenemos en quien fijarnos para quitarnos los complejos- picó Paula.

-¡Oye!

Las dos chicas rieron. Hablaron por Skype durante dos horas. Hablaron de todo. Marta le contó que ya había hecho amigas, que ya habían quedado y que Manu ya estaba completamente integrado en el equipo. Paula le habló de Nati, de la fiesta a la que habían ido y de la gente que conocían.

-¿Y de chicos que tal?- preguntó Marta.

-Como siempre, vamos, que nada de nada- rió Paula.

-Seguro que no, tienes que tener a alguien detrás, o alguien te gustará.

-A ver, gustar gustar no, pero hay alguien que... Eso.

-¿Quieeen?- se interesó Marta.

Paula se pensó un momento la cosa. Marta era su mejor amiga, le contaba todo, pero a lo mejor no le gustaba la respuesta, podía afectarle.

-A ver, no te va a gustar mucho, que lo sepas.

-¿Por?

-Es el mejor amigo de...- empezó a decir Paula, pero no consiguió decir la última palabra.

-¿Julio?- preguntó Marta.

-Sí...

-¿Lucas?- volvió a preguntar. Paula asintió débilmente-. ¿Que te preocupa?- preguntó Marta con una sonrisa tranquilizadora-. Lucas es genial, haríais muy buena pareja.

-Puf, calla, que él a mí no creo que me vea como eso...- dijo Paula-. Pensé que te iba a afectar algo.

-No tiene por qué afectarme, si fuera Julio aún bueno, pero ya está olvidado, así que da igual. Y dime, ¿ya hablaste con él?

-Sí, pero él solo habla de una cosa y así me da que no voy a llegar muy lejos- respondió Paula.

-¿De que habla?

Paula dudó un momento, y luego, añadió:

-De Julio... Y de ti.

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