domingo, 25 de mayo de 2014

43- Besos inesperados

Dadas ya las ocho, Marta y Cris acompañaron a María hasta su casa, la más céntrica de las tres. Luego, Marta acompañó a Cris hasta su casa, después de jurarle mil y una veces que después cogería el autobús y que no se perdería.

En ese momento, Marta estaba sentada en la parada, esperando a que llegara una línea que le valiera. Estaba centrada en el móvil, revisando las fotos de su Instagram. Había subido una foto ese mediodía, y no paraban de llegarle notificaciones de gente que le daba a "me gusta". Sintió que alguien se sentaba a su lado, pero no le dio mucha importancia, hasta que vio que le hablaba:

-¿Sabes? No te veo yendo en autobús.

Marta levantó la cabeza, y una mariposa se paseó por su estómago al ver allí esos ojos miel observándola.

-¿Y tú que haces aquí?

-Yo iba a cenar- respondió Pablo-, pero te vi aquí, y por si lo necesitabas, la línea que va a tu casa es la 6.

-No me había dado cuenta, gracias- dijo Marta irónica.

-Yo siempre ayudando, ya ves- dijo él enseñando su perfecta dentadura.

-Bueno, ¿y tu novia no te está esperando para cenar? No le hagas pasar eso- dijo Marta.

-Oye, oye, ¿me estás echando?- inquirió Pablo arqueando una ceja.

-No, simplemente no la hagas esperar.

-Ojalá fuera mi novia la que me está esperando- dijo Pablo echando la cabeza hacia atrás-. Sería mucho más agradable que cenar con Álex y Jesús, más agradable de ver.

Marta soltó una risa, más parecida a un bufido.

-Ellos tampoco es que tengan buenas vistas- dijo ella.

-Ya te gustaría a ti verme a mí mientras comes- dijo Pablo-. Ya ni me miras a los ojos por si se te cae la baba...

-¡Eso no es verdad!- exclamó Marta ligeramente sonrojada.

-Mira, por ahí te cae una gotita- la picó Pablo señalando en su cara la comisura de los labios.

Marta se llevó la mano a la boca. Ahí no había nada.

-No me piques- refunfuñó.

-Si te encanta que lo haga.

-Eso es lo que tú te piensas.

Pablo sonrió y la miró a los ojos. Se acercó poco a poco... Marta ya se preparaba para recibir el beso... Cuando él, con una sonrisa burlona, le susurró:

-Mira, ahí te viene el bus. Buen viaje.

Marta abrió los ojos como platos. Pablo guiñó un ojo y se marchó, riendo para sí.

******

El viernes llegó rápido. Al fin el deseado fin de semana para reponer las fuerzas gastadas aquella semana. Después de clase, Elena se paseaba por las tiendas para relajarse un poco después de las dos primeras semanas de clase. Iba sumida en sus pensamientos, mientras miraba jerseys que le podrían venir bien ese invierno. Decidió comprarse uno blanco muy bonito. Pagó y salió de la tienda. Se colocó el pelo hacia atrás para despejarse la cara. Por una parte, le deprimía comprar ropa de invierno, no quería que el verano acabara.

Después de mirar en dos tiendas más, decidió volver a casa y estudiar un poco, si al día siguiente quería salir. Fue despacio, intentando recordar como llegar a su casa. Iba mirando las calles, intentando recordar los sitios, para luego saber exactamente el camino. Cuando giró la cabeza para mirar al frente, rápidamente la bajó para mirar al suelo. Álex.

Pero el futbolista ya la había visto. Sonrió y bajó él también la vista.

Elena no quería que él le viera, por lo que intentó pasar a su lado sin que él se diera cuenta.

Álex vio que pasaba sin saludar, así que alargó un brazo y la sujetó antes de que pudiera seguir caminando.

-Hay que saludar, ¿sabías?- dijo burlón.

Elena levantó la cabeza, y le puso aún más nerviosa que estuviera demasiado cerca, todavía sujetándola.

-No te había visto- mintió.

-Ya, seguro- sonrió Álex.

-Que sí- dijo Elena sonrojándose ligeramente.

-Te creo, mujer- rió Álex.

-Bueno, pues eso, hola.

-Hola- respondió Álex sonriente.

-Y adiós, me tengo que ir...

Elena dio un paso al frente, pero sin querer tropezó y cayó al frente, justo encima de Álex, haciendo que sus labios chocaran. Ambos abrieron los ojos como platos, pero al momento Álex sonrió y se dejó llevar, al igual que hizo Elena a continuación.

Cuando se separaron, Elena estaba como un tomate.

-Pues eso, adiós- dijo rápidamente, y se fue a paso rápido. Desde luego una cosa la tenía clara, no iba a ser capaz de estudiar esa tarde.

******

Mañana os quiero a las tres en el hotel. Invitad a alguien si queréis.

Pablo apagó el teléfono. Vale. Al día siguiente debía estar para el partido contra el Getafe a las tres. El partido era a las cinco en el Camp Nou. Debía pensar a quien invitar. Pensó en invitar a Marta, pero a ella fijo que ya la llevaba Manu. Hablando de Manu... Podía llevar a su hermano, a Manu le vendría bien conocer a alguien de su edad, y a su hermano le venía bien conocer más gente. Solo le quedaba convencer a Javi de aceptar la invitación. Sí podía. Sonrió para sí, mientras tecleaba a toda velocidad en su iPhone.

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